martes, 2 de julio de 2013

piumpium

En mi mundo de francotiradores sin balas,
y parnasos con flores.

He vuelto a extender mis alas.
Son grandes, aunque tienen telarañas
y están muy oxidadas.
No sé cuanto llevaré sin ojearlas,
perdí la cuenta.

Normalmente lo pierdo todo.

Si tuviera una ligera idea de domesticarlas las obligaría a que volarán. ¿Por qué de eso se trata, verdad?
Lo más sensato ahora mismo es huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir,huir. De pequeña creía que cuando repetía las cosas con mucha velocidad se cumplirían. Con el tiempo descubrí que era mentira.

Pero sigo siendo una niña.

En mi ciudad de cornisas con funambulistas,
y semáforos sin ámbar.

He andado por todas las calles en busca de un cartel donde encontrará "cualquier lugar", y con suerte, poner  sentido a mi dichosa huida. No soy un animal, eso lo descubrí cuando empecé a pensar.

Pero aquí se siguen rigiendo las leyes de la selva y/o del más fuerte.

La dirección dejó de tener importancia el día que empezaron a hipotecar la basura para desahuciar a la mierda, y seguían removiéndola.

Que aquí el que no corre no es que vuele, es que se tropezó.

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