jueves, 31 de enero de 2013

Tinieblas mudas y densas

Y como prometí,siempre estaba ahí, en la memoria, pero en un rinconcito alejado donde se almacenaba el polvo y nadie se atrevía a mirarlo.


Él prefería ser olvidado,
a vivir apagado,
en el rincón de los recuerdos alejados.


Ella no quería quitarlo, vivía con miedo a recordarlo 
y volver a amarlo.


Entonces ella le susurró: "Seremos inherentes bajo esta mente indecente, en la que decidí tenerte para siempre"

miércoles, 30 de enero de 2013

Dos tragos para cerrar Enero


Un día despiertas en un camino infinito y sin saber bien porque estás rodeada de asfalto miras a lo lejos y ves como allí hay un desierto sin arena, simplemente carretera.

A veces no frenar a tiempo conlleva derrapar o hasta incluso estrellar, y toda caída presenta fracturas, golpes o una señal que explique tu involuntaria acción kamikaze. Entonces cuando estás en el suelo, inconsciente junto a tus pensamientos imberbes, tan dóciles como feroces, te recreas esas heridas, leves e imaginativas y ves como están sangrando. Pasado un tiempo cuando parecen curarse solemos arrancarnos la costra para no dejar cicatrizar y no poder olvidar, eso somos, los dueños de nuestro dolor. Solemos calcular el punto exacto de ebullición para calentar y hacer explotar nuestra emoción, mientras te miras sobre en el reflejo quedándote atónito de tu lamentable aspecto, obsesiones que te matan para darte la vida, sudamos la tristeza, la engullimos para sentirnos más fuertes.  Creo que nadie es capaz de decir que acaricia sus cicatrices, porque una vez que olvidamos el daño jamás queremos recordarlo, afrontarlo, y más cuando forma parte de nosotros. 
Y que vida más paradoja, ¿eh? cuánto peor lo hacemos mejor resultados tenemos.

jueves, 24 de enero de 2013

Y tú, ¿te acuerdas?

Cuando los recuerdos se mezclan, muchas veces nos confunden.
La confusión es normal, puedes vivir tanto las experiencias ajenas cuando te son contadas, que las recuerdas como si fueran propias, incluso cosas que has vivido puedes mezclarlas con otras, como una tarde en la piscina con una mañana en el parque, mezclando las  personas que estuvieron y las que no, y contándolo seguro de que lo vivieron contigo.
Hay gente que dice que los recuerdos traumáticos son borrados de la mente, puro instinto de superviviencia, un intento del ser humano de sufrir un poco menos. Pero, ¿qué hay de aquellos recuerdos terribles, tus monstruos personales? ¿O de los que son tan buenos que duelen porque ya no están? ¿Qué pasa con esos recuerdos que no se mezclan, los que son tan claros y nítidos que los sientes como si los vivieras? Sí, aquellos que son peores que un sueño excesivamente real, incluso peores que una pesadilla. Esos son recuerdos extraños, son recuerdos de verdad, que se graban a fuego por dentro, no preguntéis cómo, sólo asumidlo. Estos recuerdos son una de las cosas que forman la actitud, los que, en parte, hacen de uno mismo lo que es. Con los que se aprende a vivir, y los que te matan. Esos recuerdos son tú, o por lo menos una parte de ti. Esos recuerdos me matan, me sacan lágrimas, me apuñalan y me empujan a lo más hondo que existe, pero también me levantan, me hacen sonreir, me curan y me dan la vida.
Yo los llamo recuerdos mágicos. No es que tengan magia por si mismos, pero digamos que todas las reacciones que producen, según el momento y cómo se miren, son cosas dignas de brujas y hechiceros.
Obviamente, depende de cada uno, pero hay algo que tengo claro, hay recuerdos que no se olvidan pero olvidamos cómo recordar.

sábado, 12 de enero de 2013

Neruda para noches crudas

Encontrar esa poesía que no mantenga escrúpulos ante los estímulos y que tu sangre asocie el libertinaje de manera rápida para su propio sabotaje.
La pasión es uno de los combustibles que necesita nuestra alardeada alma para poder prender, entonces es cuando nos convertimos en algo vivo y somos esas cenizas que el viento no se atrevió a soplar, demasiado quemadas para poder volar. Las huellas de un asfalto sin zapatos, pero saber recorrer el mundo en un instante no es suficiente para aprender toda una vida de huidas. Nuestras vidas viudas, tan faltas y negras que hasta el propio Edgar Allan Poe las hubiera tachado de sátiras y maleantes hacia sus Extraordinarias Narraciones. Somos el arte en todas las dimensiones, tan grandes como gigantes y tan reducidos como esté paradójico mundo, los altibajos de un caos permanente y su arte intrascendente.

Escribo para relataros mis delirios, son tantos que acabareis por iros.

viernes, 11 de enero de 2013

Érase una vez un ''Yo'' sin ''Ti''

'Yo' salía a cazar sexo sin compromiso, besos vacíos, y felicidad que dura sólo un momento. Escaleras que sólo bajan al cielo. Robaba suspiros de los ángeles caídos y los volvía a levantar. Maltrataba conciencias llenas de buenas intenciones y malas acciones, creaba consecuencias de actos aún no realizados y las rompía en mil pedazos, colocaba las piedras con las que acababas de tropezar delante tuyo otra vez, para verte caer de nuevo. Te llamaba por las noches, te evitaba por el día. Te cambiaba las aceras a caminos que no llevaban a ninguna parte, te ponía ningún destino.'Yo' te robaba segundos en los semáforos y latidos en el humo del cigarro. 'Yo' era el tiempo sin ataduras. Ahora 'Yo' contigo, sólo es tiempo dividido en un horario.

jueves, 10 de enero de 2013

Recuerdos aturdidos

Comenzaré parafraseando uno de mis peores recuerdos grabados en mi memoria, en mis memorias. En mis memorias de cómo olvidar.
"Domingo, 19 de junio de 2011 a las 18:43. No tengo ni idea de cómo empezar ésto, así que dejaré que todo lo que escriba salga solo, sin empuje alguno, de lo más profundo de mi interior.
Hace casi un año desde que ésto empezó y todo sigue como al principio: vacío. Creo que nunca lo había pasado así antes con nada ni nadie. Es decir, nunca nada me había salido bien (obviamente en este sentido), pero tenía la esperanza de que, en este caso, al menos las cosas no fueran peor.
Como cada día se aprende algo nuevo yo estoy esperando a aprender que ésto no me haga daño, pero aún no he encontrado la forma. Supongo que tendré que seguir buscándola en mi interior, porque los monstruos no están bajo mi cama, sino en mi cabeza."

A día de hoy puedo decir y digo que las cosas no te dejan de hacer daño, simplemente aprendes a convivir con ellas. El dolor no se olvida, y mucho menos cuando el dolor que sientes es sinónimo de olor a carne cruda, de sonidos de bebés llorando y de tener tu cara en mis manos y no poder tocarte.
Pero te acostumbras.

Á.

miércoles, 2 de enero de 2013

Los políglotas no nos hablan

Cuando amanecemos solemos pensar 'ya no más'.
No queremos seguir en el camino de una carrera que no hemos elegido, entonces es cuando nuestros anhelos por cambiar incrementan el odio hacía los demás. El valor nos dificulta seguir, creyendo que lo hemos perdido todo por no persuadir el sueño que tanto nos costó descubrir. Nada ni nadie nos entiende, como si el idioma que cometen  nuestras caóticas mentes fueran inherentes, realmente somos diferentes. No nos entendemos cuando hablamos, ni cuando pensamos y aún menos cuando actuamos. Ahí es cuando creamos un abismo que no es imposible volver solo una vez, es nuestra rutina caer y caer. Pero anochece y ese 'ya no más' ha evolucionado a 'esta es la última'. Somos reversibles ante las mentes invisibles, somos solo una vez y queremos malgastarlo por joder... ¿Pero a quién?. Los peores enemigos que nos podíamos encontrar.

Mudos gritamos al eco para que nos responda una única vez y realmente volver.