lunes, 25 de marzo de 2013

Alguien a quien odiar los domingos por la tarde

Necesito perderte, para siempre, necesito saber que no estarás nunca más, que por mucho que llore no vas a volver, que por mucho sexo que te pida no me lo vas a dar, que no vas a iluminar mis noches, que no me irás a buscar si no encuentro el camino. Necesito estar segura de que voy a perderte, porque solo así puedo perderme yo, no quiero recordar ni mi nombre, ni el tuyo, ni la manera que tenías de perderte entre mis muslos, quiero no tener donde esconderme, necesito saber que se siente siendo realmente libre, libre para quemar mis gritos al alba, para pintarme las uñas de nada, para estar expuesta a todo, sin una manta con la que taparme, ni una sábana a la que agarrarme antes de desaparecer en un orgasmo. Voy a traficar con tus sueños y a dejarte sin razones por las que tocarme, voy a convertir mis gemidos en argumentos y a debatirme con tu espalda en una lucha a muerte, y voy a perder, porque tu vas a perderme, no serás bien recibido nunca más detrás de mis sonrisas. Has sido un cabrón haciéndome feliz sin marcharte a tiempo. Le daré tu último beso al que sea capaz de hacerme daño, y será mejor que el primero que te ganaste. Ya sé que no puedes vivir sin mí, y soy difícil de olvidar, pero te jodes. Te vas a joder a intentarlo, vas a dejarte la piel en no volver. Porque necesito tener alguien a quien odiar los domingos por la tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario