martes, 5 de marzo de 2013

Autorretrato poético

Yo nunca creí en el alma,
pero ahora empiezo a creer.
Noto mi cuerpo vacío
porque no la volveré a ver.
Nunca la vi de hecho,
pero ahora que empiezo a creer
siento su rastro muy dentro
en lo más profundo de mi ser.
Pero un rastro sólo es eso:
algo que no se volverá a ver.
Y al no sentirla conmigo,
al no sentirla en mi piel,
se llenó de cicatrices
dejando su rastro en mi ser.
Yo nunca creí en el alma
y ahora que empiezo a creer
ella ya se ha ido
ya abandonó mi ser.
Las lágrimas se tornan vacías,
nunca diré que la encontré
porque mi alma se ha marchado
y no la volveré a ver.
Lo peor de todo es que sospecho
que no la volveré a ver
porque mi alma se ha marchado
se marchó para no volver.
Y es que sé, que más que marchado,
y más que abandonado,
mi alma se ha ido
por no saberla entender.
Y al no entenderla, ahora comprendo
que mi alma no se fue.
Que mi alma se ha roto,
se ha fundido
y se desintegró en mi ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario