jueves, 7 de marzo de 2013

Lo nunca visto a ojos de los espejos


En realidad las cosas
verdaderamente difíciles 
son todo lo que la gente 
cree poder hacer
a cada momento.
J. Cortázarr
Así es la mediocridad de un nuevo día: 

Te levantas con la seguridad de que te vas a comer el mundo, 
y al acabar tienes la totalidad de que él ha sido quien te ha engullido,
sin remordimiento alguno, como aquellos monstruos de los que tanto
huimos que como afición severa tienden a hacernos un nudo en los zapatos
para caer sin remediarlo. Pero esta es nuestra vida, una rutina perversa
y espesa, los acontecimientos sucedáneos que nos confirman que vivimos
para y por algo, aunque nos memoricen felizmente su invisibilidad. 

Por eso aquí los lastres son como el amor, creemos poder desprendernos de
ellos al igual que de una colilla sin nicotina, pero están agarrados a nosotros para
formarnos ante la transparencia de una sombra, esa que vive arrastrada y bajo 
la dictadura de un sol que la mata ante los síntomas de una sobre dosis de calor...
y bendita la belleza de esa amarilla luna que siempre permite dejarla explícita bajo
la admiración de las estrellas que una a una va reflejándose en su transparencia.

No está todo perdido cuando continuas enfrentando a la reina en esa absurda
partida de ajedrez, el jaque-maté de un pseudo caballero que derribará todo lo 
que haya por delante

Y buscais lo fácil, me lereis pensando en "¿de qué cojones hablará?"
no le deis importancia a la universalidad, nuestras palabras son más resistentes
que cualquier arma, rutina, y día jodido.


Asomaros al acantilado de mis palabras, caed y disfrutad de la caída, 
que mi mediocre 'poesía' os haga saber que escondo más de lo que 
pretenderé enseñar, porque toda la verdad se puede explicar con mentiras.
Y esa es nuestra vida, mentiras de un rutinario hipócrita día.




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