y no me conformo con nada,
así como en la vida.
Quizá mi problema en ese caso es que soy demasiado frágil y no paran de romperme. Soy ese jarrón que alguien estrella contra el suelo para llamar la atención, una vez que me hace trizas se siente mejor, más aliviado, y luego intenta reconstruirme sin saber que hay trozos que a saber donde han ido a caer.
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