lunes, 21 de abril de 2014

Quería decirte que soy un sol mojado.

Quería decirte algo
pero no sé como empezar,
porque no te he visto,
y es irónico que lo que te quiero decir
tenga que ver con decir,
porque lo que quiero decirte
es que me inspiras a escribir.

No estoy enamorada de ti
ni nada,
pero he de reconocer que me tienes absolutamente loca.
No loca por ti
sino loca de loca.

Porque me haces antítesis
y yo siempre fui metáfora.

Porque me da vértigo verte,
como si estuviera a punto de hacer puenting en la torreiffel,
en París, la ciudad del amor,
que no tiene nada que ver contigo ni conmigo.
Y a la vez siento como si me acabara de dar un guantazo contra el suelo,
hundiéndome tres metros bajo tierra,
que es donde quiero meterme cuando te veo
y que te metas en el agujero conmigo.

Que me haces estar en una nube y
a la vez andar descalza por el barro.

Que tengo la necesidad de tocarte,
pasarte la mano por el brazo,
y cuando te rozo salgo disparada en dirección contraria.

Que te miro la boca y no quiero que pares de hablar.

Pero te callaba a besos.

Que quiero darte un abrazo
mortal
hasta que dejes de respirar
por ella
y luego reanimarte con mi propio oxígeno.

Ojalá pudieras verte como te veo yo cuando llegas.
Pareces un ángel caído
un desierto lleno de dunas que se derraman de mis bolsillos.

Me asaltan mil dudas
y una certeza muda.

El agobio y la libertad se pelean en mi espalda por ponerme las cadenas.

No se si gritarte que me encantas
o callarme para siempre.

Dos besos,
uno por mejilla,
y el mundo y su odio se marchitan en cada roce.

Y dejo de ser metáfora
para ser antítesis,
un sol mojado de Baudelaire.


2 comentarios: