jueves, 20 de febrero de 2014

Queridos abuelos: deberíais ser eternos...

..si he aprendido algo en mi veloz vida, es que si alguna vez encontráis algo más poderoso que la palabra: huid.


Existen a menudo superhéroes que no son reconocidos mundialmente, no llevan antifaz, ni revolotean por encima de la ciudad. En cambio, éstos levantan el peso tan grande de la vida para que no les caiga a los demás, y nos salvan.


Ellos odian los médicos, porque jamás dicen nada bueno; les encanta madrugar para verse en cada despertar; odiar la navidad con sus árboles nevados; envejecer mientras ven Cuéntame; recolectar recuerdos y sembrarlos en el jardín; brindar con vino para celebrar fin de años; beber el café solo; detestar los aeropuertos y las fotos arrugadas; llorar sólo si nacen las lágrimas. Son carne de cañón, metáforas emergentes que salvan cualquier nación, confían en la luna y solo sonríen al sol si ven amanecer desde el salón. Un día unieron su dualidad, se prometieron amor y otras fechorías. A día de hoy no han derrotado a millones de villanos, pero con o sin capa siguen siendo unos verdaderos héroes.


Por este motivo,

he decidido asistir al parto de la eternidad para que sean pluma y papel.

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