miércoles, 15 de mayo de 2013

Manuscritos con nota


Primeramente la culpa de que publiqué esto la tiene mi madre, que entre un gran desorden lo encontró y me rogó que os lo enseñará. Y segundo, mi hermano Holden que me dio miles de pinceladas de inspiración


La muerte es la eternidad de la vida. Todos nacemos siendo inmortales, solo que la muerte es otra dimensión de la que nadie nunca nos habló. Esta dimensión esta coaccionada en el sentido más amplio de la palabra, ya que no se tienen pruebas de dicha realidad, se fantasea sobre ella, pero nunca ha existido un testimonio cierto. Supongo que para la mayoría de la gente la muerte es dejar de existir, aunque también hay quién cree que te puedes reencarnar, ir a un lugar como el cielo o el infierno, según tu comportamiento y tus acciones. Es aquello que todos los seres vivos tememos y tenemos en común, a todos al fin y al cabo un día el tiempo nos roba la respiración, ya que es el mejor ladrón que existe y existirá, ni te toca, ni te mira, pero se lo lleva todo. También creo que la muerte son las alas que nos dan porque una vez vivos nos perdonamos el no volar, y lo sustituimos por correr en un spring que por querer ir rápido se nos desatan los cordones, y se ralentiza la carrera . Y paramos. Cuando queremos reanudarlo tal vez es demasiado tarde, porque nadie nos cronometró y cada segundo perdido lo recordaremos con temor. Morir no significa desaparecer, porque en ningún momento dejas de existir, estarás siempre en algún pensamiento, en alguna canción, algún libro, foto, cuadro o simplemente serás polvo, y eso es arte, y el arte siempre eterniza.¿Y cuándo se está preparado para morir? Quizás nunca, porque estamos muy cómodos viviendo en la tierra, pero por una parte, al menos creo que existe cierto morbo a la muerte, porque vas a saber que hay después de la vida, como estar muerto. Y así es nuestra vida, cuando somos niños nos engañan, cuando somos jóvenes engañamos y cuando envejecemos odiamos el engaño. Nuestra vida es lo más rápido que existe, como el mundo, que está constantemente en rotación y nadie nota el movimiento estando quietos, calculando el espacio que hay entre las estrellas de Madrid, que cada vez es mayor, porque deben tenerse alergia. O se reprochan su propia contaminación.
Lo único que yo odio de la muerte, son las lágrimas que me arranca y los recuerdos que deposita en mi mente. Y cabría destacar mi filosofía de vida como bien dijo Hipocratés es “ars longa, vita brevis”, que uno de los mil entendimientos que yo le doy es como la muerte es también arte, hacemos del caos arte para así vivirlo con más intensidad pero sin tener miedo a mi muerte propia le tengo miedo a la muerte de los demás, de mis seres queridos, siendo partidaria de una muerte eterna, donde naufrague por los millones de mares que son las vidas, por los millones de peces que somos, las diferentes aguas, unas blancas y otras contaminadas. La vida que a mis jóvenes años  ha enseñado algo es que se burla de nosotros, es paradójica y escrupulosa, que hace perder el matiz de lo bueno y de lo malo simplemente para convertirlo en un único tiempo: pasado. Y vivimos con mil días de pasado y horas de presente, sin saber si quiera si conoceremos el futuro. Si es un cuento chino por el peor japonés contado, haciendo así un especie de espiral interminable. Un drama bailando con su dama, con esmoquin y corbata. Unos muriendo por vivir y otros viviendo para morir.

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