domingo, 19 de mayo de 2013

Y así se suicidaba por amor todas las noches


Nos quejamos de que nos hacemos mayores mientras crecemos al decirlo,
y al decirlo perdemos el tiempo que decimos que el reloj nos ha quitado,
susurramos a escondidas en las avenidas del recuerdo,
donde dices que nunca te vas a olvidar del día que nos desconocimos.

Y así llegó el día de la dicha despedida,
 y mientras iba despidiciéndose la agarraba del pelo y le decía mentiras al oído,
como si hablaran entre entendidos de la vida,
que lo único que sabían era perderla,
 y cuando la encontraban hacían como que no la habían visto,
 y seguían susurrándole guarradas a la virgen en traición.

Se inventaban tiempo en segundos que se leían como ochos doblados,
como si pudieran meter el infinito en una aguja del reloj.

Se presentó al amor con todos sus apellidos,
al menos los que recordaba,
 y cuando quiso librarse de él en las camas mas lejanas
la encontraba por el olor de las lagrimas en su almohada,
que cada noche escribían su nombre al resbalar,
pues era el único que se sabían,
y ella resbalaba los dedos por su lencería fina,
como si las caricias remplazaran el calor de un aliento en la nuca.

Y así se suicidaba por amor todas las noches,
se quitaba las bragas y se lanzaba al precipicio mas profundo
y resucitaba en cada orgasmo acompañado de su nombre.

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