lunes, 20 de mayo de 2013

¿por qué no dijiste nada?

Me levanto como cada mañana y me miro al espejo para preguntarle a mis ojos cual es nuestro estado de ánimo hoy,
pero me sorprende cuando me miro y lo veo roto, y pienso..."¿quien coño se habrá cargado el espejo?",
de repente llega mi hermana como un tornado, y comienza a pintarse,
para mi asombro su lado no está roto, y la digo "oye, ¿no habrás roto tu el espejo no?"
y me mira con esa cara de "no se si lo dices en serio o te estás quedando conmigo",
y me contesta, "pero si no está roto".
Y entonces caigo... La que se ha roto soy yo,
así que me vuelvo a la cama y me duermo en un mar de dudas donde no me aclaras nada y me resumes entre puntos suspensivos.
Cierro los ojos y lo único que veo son los tuyos,
mirándome con el cariño de quien no puede quererme del todo, y me pongo el corazón en un puño, dispuesta a entregártelo,
y me miras negando con la cabeza, y entonces tengo el pensamiento más suicida, y digo...
para que me lo rompas tú, me lo rompo yo.
Así que dejo de quererme y aprieto con fuerza mi mano,
con todo el odio de quien se odia porque no quiere quererse,
pero no se me rompe el corazón, si no que cuando abro el puño...
Ahí está, en la palma de mi mano, cinco veces más pequeño y con la dureza de una piedra,
mirándome como quien ha sido maltratado mucho tiempo.
Y una vez inútil lo lanzo lo más lejos que puedo en mi océano de dudas,
salto del salvavidas de tu espalda dispuesta a hundirme en lo más profundo,
y antes de tocar el agua me doy cuenta de que de lo único de lo que estoy segura, es de que si me voy a ahogar, es porque di por perdida la batalla antes de declarar la guerra.
Entonces sus ojos marrones me miran y me preguntan "¿por qué no dijiste nada?",
 y como buena temerosa de jugar y perder le contesto "¿para qué?, si no habría servido de nada",
 y me quedo en el aire esperando a que me haga arrepentirme de saltar, pero no lo hace, así que me hundo sin ninguna duda de que hice bien en saltar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario