domingo, 5 de mayo de 2013

Sonetos y acordes


Sueño con palabras en forma de espiral, como si quisieran decir algo o únicamente coloquiar, después de mirarlas durante horas comienzo a dudar de si es por el efecto del hash o de aquel apetitoso brugal. 
Luego me levanto y discrepo con mis pensamientos, a ver cual es más fulano y me deja sin aliento, pero ninguno está dispuesto a hacerme levitar.

Envidio tu forma de escribir, como si de mi peor lastre se tratará. Mi inspiración que naufraga por cada uno de tus metáforas que son grandes mares de dudas extrañas, y que en cada verso deja su miniatura bandera diciendo "ahora te jodes, misterioso pirata".
Me encanta el pretérito pluscuamperfecto de tu batalla, el silencio de tus sucias palabras. Tú solo eres un poeta sin musa así que ven que te llevaré a la cuarentena de la pena, tranquilo, allí solo van los débiles sin espada, nadie te hará daño -lo juro- solo crecerán en ti hermosos gusanos, que con suerte te dejarán sin manos para que no escribas más sobre tu ansiosa realidad. Yo ya los he superado, y en vez de gusanos tengo feas serpientes, por fin soy una verdadera musa: la gran Medusa. He aprendido a domesticarlas para que no vengan más inoportunos cazadores a matarlas.
Por ahora solo diré que siento amor por el arte de salir ilesa de esta cloaca infectada de especímenes sin rayas, putos locos que ni se dignan a tocarme un solo de guitarra.

La sabiduría de un día sin resaca. Al igual que una morosa que le debe algo a la vida, un pago interminable de minutos, así que te voy a hipotecar para cuando desahucien a mis recuerdos, tú seas el primero.

Colocarse y perderse, mi rutina más íntima.
Mandarme a la mierda y proclamarme la guerra,
mi necesidad más bella.

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